El Grado - Huesca

No tengo ordenador, se me ha estropeado. 500Gb perdidos por el retrete por culpa del maldito Partition Magic y sus reparaciones ojaleras (proviene de ojal, ano, agujero negro, culo, pandero, etc...). Obviamente, como buen informático que soy, no tenía copia de seguridad en ninguna parte, y acepte todos los mensajes que me salían como un borrego:

-¿Desea reparar el sector D que tiene un tirafondo de LBA recauchutado con posibilidad hipnótica alfa?

-si si, claro que acepto, faltaría mas, soy informático profesional...

Cago en su tía. 100Gb de fotos que no tengo en ninguna parte mas, cientos de películas porno y otras tantas "normales" y música a porrón.

Fue el peor día de mi vida. Mucho peor que el de Enjuto.

A lo que iba.

Hace dos fines de semana que hicimos una nueva excursioncilla con los amigotes. Esta vez hacía el lado contrarío, a un pueblo que tiene nombre de película mejicana. Hablo de la población de El Grado, en Huesca. Dicho en catalán suena menos peligroso, "El Grau", porque al decir que vas a el Grado, parece que te vas a encontrar en medio de una peli de Tarantino con forajidos armados, explosiones, chorros de sangre y persecuciones de coches por doquier.

Una mezcla de factores que hacen del lugar un paradero maravillosos para descansar. Para llegar tienes que pasar por un camino en el cual mi coche sufre de una forma increíble. Y digo mi coche como digo cualquier otro que no sea tan alto como un todoterreno. Piedras como burros durante un tramo que se hace eterno yendo a 2km/h, que en dos ocasiones hicieron que se me encogiera el alma al darle al coche por debajo. Por culpa de ese camino, cada vez que quieres salir de la zona de acampada te lo piensas dos veces y decides prescindir de lo que sea que necesites. Limpiarse el culo con una piedra no es tan malo como parece.

Una vez al lado del lago, acampada libre donde apetezca, al más puro estilo fuera de la ley, que para eso hemos venido a El Grado. 6 tiendas de campaña en medio del bosque, una mesa echa con palets y troncos cortados a modo de sillones. El culo se me quedo a betas, como el tronco. Me bajaba los pantalones y mirándome el trasero se podía averiguar la edad del pino sobre el cual me sentaba.

Un fin de semana muy divertido con siestas, baños, comilonas, churros, crema solar, pesca de truchas gigantes, más siestas, sillas rotas, más baños, pedos marineros y quintos a porrón.

Un lugar recomendable para ir solo, con la pareja o con los amigos.

Hasta la proxima ;)